EL CAMINO DE LA CRUZ EN EL EVANGELIO DE MARCOS

 JOSÉ LUIS AVENDAÑO, Chile
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I. EL CAMINO DE LA CONFESIÓN (8, 27-33)

27. Salieron Jesús y sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó a sus discípulos diciendo: ¿quién dicen los hombres que soy yo? 28. Ellos le contestaron, algunos dicen que Juan el Bautista, otros Elías, luego otros, que uno de los profetas. 29. Pero él les preguntó: ¿y vosotros quién decís que yo soy? Respondiendo Pedro le dice: Tú eres el Mesías. 30. Entonces les ordenó que a nadie hablaran sobre él. 31. Comenzó también a enseñarles que le era menester al Hijo del hombre padecer mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas y ser asesinado y después de tres días resucitar. 32. Les hablaba abiertamente la palabra, entonces tomándole aparte Pedro comenzó a reprenderle. 33. Más él volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: ¡Vete de mí Satanás!, porque no tienes los pensamientos de Dios sino de los hombres.
 

1.         Acerca del esquema teológico-geográfico del evangelio

Si todas nuestras indicaciones a seguir en cuanto al marco geográfico proporcionado por los evangelios se refiere, estuvieran supeditadas a lo concluido ya por la historia de las formas, se vería, al caso, que la pregunta por el marco de referencia contextual del evangelio de Marcos quedaría de antemano, por así decirlo, en una situación de rezagado interés. Desde luego, quien quisiera sobreponerse a este impasse del camino y estimar que todavía ha de resultar un intento válido redimir este marco geográfico-temporal, podría, en igual rigor, justificar que la no intencionalidad histórica de los datos y referencias presentes en todos estos marcos contextuales, podría, empero, quedar suficientemente compensada por la sí evidente intencionalidad teológica procurada a través de los mismos[5]. Hoy muy pocos, no obstante, estarían de acuerdo todavía en persistir en el radical juicio de K. L. Schmidt[6], tocante a que toda preocupación por el análisis del marco geográfico y cronológico presentado por los evangelios sólo vendría a dar en un pasatiempo inoficioso y, sin embargo, tampoco nos parece constituya una vía aún más aventajada radicalizar al extremo la segunda alternativa, de modo de concluir que todo aquel marco en cuestión ha sido insertado, ex profeso, con la única finalidad de servir a los propósitos teológicos ya previamente fijados por el evangelista. 

Ahora bien, ¿constituye todo este trayecto cronológico-geográfico que según Marcos Jesús ha recorrido, un decurso efectivamente histórico cuyos rastros se podrían remontar incluso a la tradición más antigua o, debemos suponer más bien que éste ha sido únicamente el vehículo redaccional que el evangelista ha escogido para colorear más vívidamente los contornos biográficos de la vida de Jesús? Respecto de lo primero, la investigación crítica de la historia de las formas se hubo encargado suficientemente ya de acusar todas las lagunas e irregularidades presentes en este derrotero presentado por el evangelista Marcos y en general de todos los evangelios, de modo que no vamos a repasar nuevamente aquello, entre tanto que, como es sabido, la historia de la redacción ensayó una nueva valoración de este marco contextual sinóptico. Sin embargo, más allá de los enfoques, sus presupuestos y sus conclusiones, la pregunta inevitablemente de fondo podría quedar formulada en los siguientes términos: ¿existe acaso razón suficientemente justificada para suponer que la actuación primera de Jesús en Galilea, tal como la describe Marcos, y que después habrá de conducir su actividad hacia los alrededores de ésta, para luego finalizar en Jerusalén con su crucifixión y muerte, etc., es un cuadro todo artificialmente creado y orientado con el único fin de mostrar que el destino de Jesús hacia su muerte es el leitmotiv que conduce toda la obra? ¿No es posible, al revés, suponer más bien, todo o contrario, esto es; que precisamente a partir de aquel decurso efectivamente dado el destino de Jesús se haya tornado cada vez más despejado y evidente?

Ciertamente no podemos negar que todo este diseño cronológico-geográfico expuesto en el evangelio de Marcos y que luego será seguido por los otros evangelios sinópticos, posee todos los rasgos de un sumario claramente estereotipado: bautismo-Galilea-predicación-alrededores-Jerusalén-muerte-resurrección, sumario, empero, que en virtud de la misma arzón de haber sido insertado en la doble obra lucana (Hech 10, 37-41), da cuenta ya de su estado de amplia difusión en cuanto esquema al uso para referirse esquemáticamente a la actividad pública de Jesús. Por lo mismo, me parece a mí, que este cuadro ofrecido por Marcos como escenario en el que se desarrolla la actividad de Jesús y sus discípulos, resulta en algo más que un mero antecedente literario a través del cual se descubre la intencionalidad y dirección teológica del evangelio, constituyendo, en última instancia, el fondeo geográfico concreto desde el cual comprender la actividad y el destino de Jesús[7]. Podríamos concluir, entonces, que sólo una vez que dicho cuadro cronológico-literario ha sido atendido en su total propiedad y sin exclusión ninguna de sus singularidades, en primer lugar y en un sentido mucho más relevante, como marco de Marcos y, en segundo, lugar, aunque en una ponderación no menos importante, como marco de la tradición, la afirmación aquella de que el marco geográfico en la comprensión teológica del evangelista adquiere un móvil claramente kerygmático[8], alcanza su correcta ponderación. Podemos constatar, luego, que existen dos épocas claramente distinguibles en el evangelio de Marcos, Galilea y Jerusalén, divididas ambas dos por un período de intermezzo, que nosotros denominaremos camino, y que al cabo de llegar a su punto final remite al lector nuevamente hacia el comienzo del evangelio. De este modo, e evangelio de Marcos se constituye en proclamación de la historia de la persona y del mensaje de Jesús, a saber: GalileaCamino JerusalénGalilea. Explicitando este marco base, podríamos exponer de esta forma los contenidos teológicos a partir del esquema geográfico enseñado por el evangelista Marcos:

 1) Galilea (1, 14-8, 26): lugar en el que Jesús comienza su actividad kerygmática y taumatúrgica, con Cafarnaúm como enclave principal de ésta. 2) Camino (8, 27-10, 52): la ruta que recorre Jesús desde Galilea hacia su destino final en Jerusalén. Este camino es presentado por Marcos como un período de transición, un recorrido en el que Jesús desarrolla una corta actividad en territorio pagano y vislumbra ya su destino de cruz cuanto más se aproxima Jerusalén. Es esta también la sección donde es posible advertir con mayor claridad vida e instrucción del discípulado 3) Jerusalén (11-16): con la entrada final a Jerusalén se dará lugar a la pasión y posterior muerte y resurrección de Jesús. 1) Galilea (16, 7): el llamado del evangelio a los hombres debe continuar, los discípulos deberán regresar a Galilea pues allí se encontrarán con el Resucitado que les ha antecedido y serán confirmados en su fe.

 

[5]Esta opción sugerida puede encontrarse en la ya clásica obra de Ernst Lohmeyer, Galiläa und Jerusalem in den Evangelien, Vandenhoeck&Ruprecht, Götingen, 1936. Versión en español, Galilea y Jerusalén en los evangelios, en, R. Aguirre y A. Rodríguez (eds), Op. cit.

 

[6]La cuestión del marco de la historia de Jesús. Historia y principios, en, R. Aguirre y A. Rodríguez, Op. cit., 17-35.

 

[7]Ya H. Riesenfeld, Tradición y redacción en el evangelio de Marcos, en, R. Aguirre y A. Rodríguez (eds), Op. cit., 67, adelantaba la idea según la cual la comunidad primitiva no podría haber trabajado solamente con perícopas aisladas, sino también con una visión global y no menos coherente de la vida de Jesús, experimentada y testimoniada por personas todavía vivas. Una opinión, sin embargo, todavía divergente manifiestan, J. Gnilka, El evangelio según san Marcos I-II (citado desde ahora como, Marcos), Sígueme, Salamanca, 1992, 31; H. Köster, Introducción a nuevo testamento, Sígueme Salamanca, 1991, 565. Para un análisis del marco geográfico de la vida de Jesús, véase, especialmente, El marco geográfico y social de la vida de Jesús, en, G. Theissen- A. Merz, El Jesús histórico. Manual, Sígueme, Salamanca, 2000, 189-212.

 

[8]W. Marxsen, Evangelista, 60.